rashid al din Rashid al Din Tai Zong fue un emperador chino que en el siglo XVII pasó gran parte de su reinado reuniendo los escritos mas bellos del imperio para que le acompañaran en su tumba. Otros muchos seguirían su ejemplo con la intención de ocultar de la tierra los mejores libros que le acompañarían en el más allá. Así, Rashid al Din antes de ser ejecutado en 1318 adquirió cientos de manuscritos raros y los hizo instalar en su sepultura. En ella se encontraron más de mil obras de los mejores escritores árabes. cifrado julio cesar El cifrado empleado por Julio César El historiador Suetonio que vivió entre los siglos I y II d.C. describe en su famosa obra “vida de los doce Césares” un sistema de cifrado creado por Julio César: “Si había algún asunto que deseara mantener en secreto, utilizaba un código que hacía imposible captar el sentido de cuanto escribía. Para quienes deseen saber más, diré que sustituía la primera letra del alfabeto (la A) por la cuarta (la D) y así sucesivamente con todas las demás. aristoteles Aristóteles y su obra Aristóteles (384-322 a.C.) fue el primero en comprender el pder del libro. Platón lo llamó con desprecio "el lector" por su extraña costumbre de reunir libros. Los textos de Aristóteles superan los 170 títulos que nos ha llegado muy fragmentadamente. Legada su biblioteca a Teofrastro, pasa luego a Neleo de Escepsis cuyos incultos descendientes escoden los libros en un pozo lleno de polillas según Estrabón. Los pocos que escaparon a Ptolomeo se viendieron al comerciante Apelicón de Teos que llevados a Atenas fueron incautados por Silas en el año 86 a.C. Pasarán de mano en mano hasta que Andrónico de Rodas saca la primera edición de las obras de Aristóteles con obras copadiadas de copias y cuyos textos en blanco fueron rellenados por los copistas. Juan Filopón en el siglo VI cuenta que de sus 40 libros de Analytica, sólo 4 se consideran suyos. libros perdidos guerra civil El Myriobiblon El patriarca Focio de Constantinopla (820-891) empezó a redactar lo que en un principio se conoce como “inventario y enumeración de los libros que hemos leído y de los que nuestro bien amado hermano Tarasio ha solicitado un análisis general”. En 279 capítulos -y otros tantos códices- resume 386 obras, incluidas rarezas traidas de tierras lejanas. Tuvo por título Myriobiblon (“diez mil libros”). Cada apartado empieza con “Se leyó...”. La leyenda cuenta que Focio vendió su fe y su alma a un judío a cambio del éxito, la riqueza y el saber. De hecho, una semana antes de ser nombrado Patriarca de Constatinopla no ocupaba ningún puesto relevante. biblioteca Biblioteca El término biblioteca viene del griego "biblion" (rollo de papiro) que era la forma más extendida en la época donde empiezan a florecer los escritos. A su vez, biblion proviene de büblos ("corazón del tallo de papiro") que es el producto egipcio por excelencia. En cualquier modo, la palabra biblioteca toma su nombre de la mítica Alejandría. La Biblioteca Real Marroquí La Biblioteca Real MarroquíEn el año 1612 Mulay Zidan, Sultán de Marruecos de la Dinastía Saadi (r. 1603 – 1627) intenta huir de su país a través del puerto de Agadir. Éste hizo embarcar en la galera francesa “Notre Dame de la Garde” 4.000 manuscritos de la Biblioteca Real pero en ese momento su capitán huyó con la excusa de que el Sultán no quería pagar por adelantado. La embarcación fue interceptada por la flota española y los manuscritos pasaron al poder de Felipe II que los almacenó en el monasterio del Escorial. En 1671, por una bengala ardió parte de la bibliteca. Se perdieron muchos, pero también otros tantos se salvaron, entre ellos el “Beato de Liébana” que fue arrojado por los monjes por la ventana a la explanada cercana. quema libros giza El buen olor a libro quemado En el año 1778 en muy cerca de Gizeh, varios campesinos (fellahin) encontraron por casualidad varias docenas de documentos griegos que decidieron quemar para aspirar su embriagante olor.

Sólo quedó uno que terminó en manos del Cardenal Borgia en Roma. Fue presentado durante muchos años como el único papiro helénico de todo Egipto y su contenido no es otra cosa que una lista de estibadores de los años 192-193 a.C.
caida constantinopla La toma de Constantinopla por los turcos. “Aleo e poli!, Aleo e poli!” (¡la ciudad está perdida!) es la frase que gritaban los habitantos de la milenaria Constantinopla una mañana del 29 de mayo de 1453.
Efectivamente, tras 8 semanas de un durísimo y sanginario asedio la ciudad cae y la posterior matanza dura tres días y tres noches.

Cientos de miles de manuscritos ardieron con la ciudad. Otros muchos se desperdigaron por el continente europeo. Algunos libreros, sobre todo venecianos, hicieron un gran negocio y los carros los transportaban por miles a través de toda Asia y Europa.
José Antonio Conde José Antonio CondeJosé Antonio Conde fue un afrancesado al que el gobierno francés ordenó la misión de transferir las colecciones del Escorial a París durante el gobierno de José Bonaparte. En un arranque de patriotismo escondió las obras más valiosas en el convento de la Trinidad bajo una montaña de impresos sin valor. Allí fueron olvidados durante 5 años. Siguió un confuso periodo durante el reinado de Fernando VII. Muchos códices y libros raros se perdieron y vendieron. Francia compró el Cancionero de Baena a sus herederos (uno de los tesoros de la Biblioteca Nacional de París); el Museo Británico y la Pierpont Morgan compraron misales griegos espléndidamente iluminados. Vivió en Francia en la más absoluta indigencia y, al volver a España, tuvieron que costear su entierro el hispanista George Ticknor y sus amigos Leandro Fernández de Moratín, Francisco Martínez de la Rosa y Agustín Argüelles. Santa Wiborada Santa Wiborada Santa Wiborada era una ermitaña que vivía en las inmediaciones del monasterio de San Gall, junto a la iglesia de San Magno. Su ocupación preferente era rejer encuadernaciones para la biblioteca de la casa. Cuando llegaron a ésta los invasores húngaros en el año 925 gritó al abad que salvara primero los libros, depués los vasos sagrados y por último el resto de bienes que fueran posible salvar. Los húngaros la martirizaron y hoy es la patrona de los bibliófilos. os aprendices de librero Los aprendices de librero Los contratos de aprendiz de las ramas de Arte de librero solían ser de dos tipos, el primero determina que el maestro daría a su aprendiz de vestir, calzar, comer, beber , cama y ropa limpia y que al final de su aprendizaje recibiría un vestido o una cantidad de dinero. El segundo es aquel en el que el padre se ocupa de todas las necesidades de su hijo y paga por su enseñanza. Corren también a cargo del maestro la cura de enfermedades del aprendiz siempre que no fueran contagiosas y no pasaran de 15 días, tras los cuales se ingresaría en un Hospital o se le quitaría el trabajo. Rico y Sinobas Rico y Sinobas La colección Rico y Sinobas de encuadernaciones que tiene su origen en la sensibilidad de estos al ver como por simple moda, se quitaban a los libros sus encuadernaciones originales ya fueran mudéjares, en pergamino o rústicas para sustituirlas por otras más acordes a su época. Estos iban por los talleres de encuadernación recogiendo los originales que se desechaban y se regalaban. Don Adolfo de Castro y Rossi Don Adolfo de Castro y Rossi Don Adolfo de Castro y Rossi (Cádiz, 1823 - idem, 1898), polígrafo, erudito, cervantista y literario español. En su larga vida reunió una amplia biblioteca que destacaban su colección de Quijotes, de Diccionarios, de libros de medicina y sobre todo, de temas gaditanos. Cuando Castro cumple 70 años, carece de cualquier medio económico de subsistencia. Sorprendentemente, vino en su ayuda el ayuntamiento de Cádiz con una propuesta cuanto menos sorprendente: Nombrarle director dfe la Biblioteca Municipal...¡¡que no existía!!. A cambio de su modesto sueldo mensual, entregaría a esa Biblioteca doscientos títulos suyos que tuvieran relación con la ciudad de Cádiz. Así, anualmente hasta su muerte en 1898 donó esa cifra. Parte de ellos, se encuentran expuestos en las vitrinas de la Biblioteca Celestino Mutis, en pleno casco histórico de la ciudad. libros perdidos guerra civil Bartolomé José Gallardo Bartolomé José Gallardo es reconocido como el padre de la bibliofilia moderna. Consiguió reunir una excelente biblioteca para las Cortes de Cádiz y llevó a cabo un importante y valioso proyecto para la Biblioteca Nacional, obligando a que los impresores depositasen en ella dos ejemplares de cadauna de sus publicaciones. Gracias a sus disposiciones, en el año 1844 se crean las Comisiones científicas y artísticas con el fin de inventariar y crear bibliotecas, archivos y museos. Consiguió recuperar miles de libros que catalogó en célebres papeletas con cuyos datos se hizo el monumental Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, formado por los apuntamientos de D. Bartolomé Gallardo. La biblioteca perdida de los zares La biblioteca perdida de los zares (I)En el siglo XVI, el gran duque de Moscú Basilio III mandó traer sabios griegos para corregir las traducciones de viejos manuscritos que tenía en su poder. Uno de ellos, Micael Trivolis expresa su estupor. En su vida, había visto libros tan antiguos. Posteriormente, Ivan el Terrible llama a su corte a un erudito Alemán (Johannes Wetterman) para examinar sus libros. Ante sus ojos aparecen códices que se creían perdidos que se remontan a la época de Ptolomeo. Johannes declara que es pobre, pero que a cambio de los libros está dispuesto a darle a sus hijos. Siglos después el profesor Dabelov descubre en el archivo de la ciudad de Piarnu un documento titulado "Manuscritos que posee el Zar". Copia una página y se la lleva a un colega suyo, pero cuando regresan por el resto todo ha desaparecido. Lo único que recuerda haber leido es que el documento contaba que el zar poseía alrededor de 800 manuscritos, algunos comprados y otros regalo del emperador de Bizancio.

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La biblioteca perdida de los zares La biblioteca perdida de los zares (II) ...
La historia de los manuscritos se olvida, pero en 1890 se encuentra en Estrasburgo un Homero que parece llegado de Moscú y que formaba parte de la dote de la princesa Sofía Paleólogo, esposa de Iván III. Su descubridor (el profesor Thraemer) se dirige a Moscú a investigar en las bibliotecas moscovitas y llega a la conclusión que hay que buscar en los sótanos del Kremlin.

Dos años más tarde aparece un artículo en el que se afirma que la biblioteca efectivamente existió, pero fue destruida en el siglo XII tras la invasión polaca de la ciudad. Sin embargo un manuscrito fechado en 1724 y perteneciente un tal Konon Osipov afirma haber visto en los sótanos del Kremlin los codiciados manuscritos bizantinos, guardados en viejos baúles.

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La biblioteca perdida de los zares La biblioteca perdida de los zares (y III) ...
Hay un cruce de acusaciones entre especialistas que se enfrentan a finales del siglo XIX por la posibilidad de la existencia de la que puede ser, una importantísima biblioteca. Se hacen estudios sobre el terreno, excavaciones y demoliciones. Nada se encuentra.

Hoy en día, aún siguen apareciendo artículos y estudios a favor y en contra de su existencia. Algunos dicen que aunque existiese, debido a su antiguedad (podrían remontarse a la época de Alejandría), ya estarían destruidos. Pero es cierto que se han encontrado documentos chinos de esa época intactos. ¿Existirá o no?. Quizás nunca los sepamos.
john bagford John Bagford John Bagford (1651, Fetter Lane, Londres - 5 May 1716, Islington)fue un zapatero, bibliófilo y fundador de una sociedad anticuaria. Dedicó su vida a pasearse por las bibliotecas inglesas arrancando portadas interiores de los libros. En total arrancó la suma de 3.355 para editar su obra que finalmente nunca vió la luz pero para la cual distribuyó en 1707 un prospecto: "El arte de la tipografía".

Su colección de portadas se encuentra encuadernado en 100 infolios y que son el orgullo de la British Library, además de objeto de numerosos estudios.